sábado, 26 de enero de 2008

volando




En los vuelos transoceánicos me gusta levantarme de mi asiento y recorrer la nave con cierto disimulo para observar en qué pasan su tiempo los pasajeros. Hay visiones, como cabría esperar, de lo más curioso, entre las que sobresalen las grotescas posturas de los que intentan dormir como lo haría un ogro medieval.

También es un buen momento para mirar por la ventana en busca de algún alienígena, para intercambiar una confidencia con la luna o para contagiarse de la serenidad almidonada de las vaporosas nubes, siempre reconfortante.

6 comentarios:

Mimi dijo...

"Almidonada", "vaporosa"... Me embriagan esos calificativos.

Mimi dijo...

"Por la calle de Alcalá con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera...",

jojufe dijo...

nardo que te quiero nardo...

Mimi dijo...

[...] Lleve usted nardos caballero si es que quiere a una mujer. Nardos no cuestan dinero y son lo primero para convencer...

Nieves dijo...

la florista viene y va con la falda aremanga

Mimi dijo...

"La florista viene y va y sonríe "descará".